El pazo es el ejemplo de casa solariega tradicional gallega, normalmente de origen señorial, que antaño pertenecían a los hidalgos y a los nobles de Galicia. El pazo estaba estrechamente vinculado a la organización feudal, alcanzando su máxima expresión en los siglos XVII a XIX.
El pazo no solo es una casa, sino que lo habitual es que esté compuesta por edificaciones anexas: capilla, palomar, caballerizas y, por supuesto, amplios jardines e incluso bosques autóctonos. Alguno de los múltiples pazos repartidos por la geografía gallega fueron origen de las primeras fábricas textiles o de las primeras imprentas de Galicia.
Para dar mayor énfasis a la importancia de estas construcciones en la cultura gallega, muchos de ellos han sido protagonistas en la literatura, entre los que se pueden citar "Los Pazos de Ulloa" de Emilia Pardo Bazán o en obras de Otero Pedrayo o Alfredo Conde, cuya obra "Azul Cobalto" se desarrolla en el Pazo del marqués de Sargadelos, teniendo al mismo como protagonista.
En las zonas más urbanas también se pueden encontrar pazos en los cascos históricos, tanto de ciudades como de villas, en los que vivían los señores del lugar. En este caso, el espacio suele estar más acotado y constar de una amplia casa con dependencias diversas.
Muchas de estas casas señoriales han sido reconvertidas en alojamientos de turismo rural, otras acogen diversos eventos o son sede de fundaciones y museos, lo que les permite afrontar los cuantiosos gastos de mantenimiento y, en determinados casos, de rehabilitación.
Dado que algunos de estos pazos están abiertos al público y se pueden realizar visitas culturales, iremos presentando, en próximas entradas, algunos de ellos.
Aquí os dejo un pequeño adelanto en forma de fotos.
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