viernes, 26 de abril de 2013

¿Debe prevalecer la ética en las campañas de captación de fondos para el mantenimiento de monumentos?

Hoy viernes, diversos medios periodísticos españoles, se han hecho eco de una noticia publicada por el diario italiano “La Repubblica”, según  la cual el Duomo de Milán habría recibido una pequeña contribución para su restauración por parte de un grupo neonazi, Lealtá Azione, detrás del cual operan los Hammerskin Lombard, grupo violento que defiende abiertamente la superioridad de la raza blanca.


La polémica que se ha desatado ha provocado que esta situación haya llegado a las más altas instancias, luego de la denuncia de Asociación Nacional de Partisanos italianos
En entradas anteriores ya comenté estas donaciones, véase El Duomo de Milán, y me gustaría reflexionar sobre ello, dadas las campañas que hay en España relacionados con diversos monumentos para atraer benefactores, véase ¿Quieres ser amigo de la Catedral de Santiago de Compostela? 

Está claro que ésta no es una situación baladí ya que se da la confluencia de sentimientos encontrados difíciles de manejar. En España también tenemos nuestros puntos sensibles, tanto en lo referente a ideologías, como en los daños que amplios colectivos de la población han sufrido.
Así cabría preguntarse:

¿Hasta qué punto es lícito que, por pequeña que sea la cantidad, en el caso italiano 50€, se acepte este tipo de donaciones para el mantenimiento de monumentos emblemáticos? ¿Qué pasaría si un capo de la mafia o de la droga hiciese la donación de 100.000 euros y consiguiese así el derecho a que, pese a ser un delincuente, su nombre fuese grabado en una aguja de la catedral de Milán?

¿Se aceptaría en España que los terroristas de ETA hiciesen una donación para la reparación de la Catedral de Vitoria por poner un ejemplo? ¿O que un narco gallego fuese gran benefactor de la Catedral de Santiago de Compostela?
Desde mi punto de vista, y al margen de consideraciones religiosas, entiendo que es necesario un filtro a la procedencia del dinero por muy necesario que éste sea. Ya no sólo estamos hablando de unos fondos de procedencia oscura, sino de la sensibilidad de colectivos que han tenido que soportar un gran sufrimiento, sea en España o en cualquier otro país.

Y si interpretamos esta situación en términos puramente turísticos, al aceptar donaciones indiscriminadas, no sólo estaríamos comprometiendo el éxito de la acción que se pretendía, sino también provocando un daño irreparable a la imagen y reputación del monumento en sí.
Puedes leer la noticia completa en español en el siguiente enlace

Polémica por la donación de un grupo neonazi para arreglar la Catedral de Milán




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