El período que comprende los años entre 1950 y 1973 es señalado, por todos los autores, como el del "boom" del turismo, tanto en Europa como en España.
El turismo internacional crece rápidamente debido a una serie de factores fundamentales:
- factores políticos: a excepción de un período intermedio en el que se producen guerras regionales como las de Corea, Vietnam o la Guerra de los Seis Días, el mundo vive una relativa paz, sobre todo en los países europeos y Estados Unidos
- la recuperación económica de Alemania, Japón y otras potencias europeas, junto con el surgimiento de una clase media estable, que se traduce en un aumento del poder adquisitivo
- factores socioculturales, como una mayor educación por parte de la población y un mayor interés por conocer nuevas culturas. A ello se une la necesidad de salir de las ciudades debido a problemas de contaminación y por deseos de evasión
- la revolución en los medios de transporte, fundamentalmente del avión y la aparición y consolidación de los vuelos chárter
- y uno de los factores que permitió el salto y la popularización del turismo: la mejora de las condiciones laborales. El aumento del tiempo de ocio, la reducción de la jornada laboral, las vacaciones pagadas y las mejores coberturas de la seguridad social, en cuanto a desempleo, jubilación o invalidez.
Todos estos factores hacen que una amplia capa de la población europea se plantee el pasar unos días de ocio en otro país y las miradas se empiezan a dirigir al sur y al Mediterráneo en busca de sol y playa. Para satisfacer esta demanda empezaron a expandirse los viajes todo incluido organizados por las agencias de viaje y los touroperadores, utilizando los vuelos chárter a precios muy asequibles y controlando todo el proceso del viaje de principio a fin.
Y en España, ¿qué estaba pasando?
En la década de los 50 España seguía inmersa en el aislamiento político y con una economía muy deficitaria. En 1951 se crea el Ministerio de Información y Turismo con el que se pretendía comenzar la planificación turística en el país y de paso mejorar la imagen de España en el exterior.
En 1959 se producen dos hechos significativos: la devaluación de la peseta y el Plan de Estabilización, lo que unido al plan de ayuda americana, permite a la economía española y al turismo empezar a vislumbrar síntomas de desarrollo.
Entre principios de la década de los 60 y la muerte de Franco, el objetivo prioritario de la política turística española era la obtención de divisas, con lo que se trataba de crecer todo lo que se pudiera, tanto por el lado de la oferta como por la demanda, y cuanto más mejor.
En este período los ingresos procedentes del turismo crecen de forma espectacular y permiten la creación de empleo y la mejora del nivel de vida de los españoles, sobre todo concentrado en toda el área mediterránea y los dos archipiélagos.
Estas circunstancias vinieron también acompañadas de una importante especulación urbanística, sobre todo en la costa mediterránea, y un destacado deterioro medioambiental debido a la absoluta falta de planificación y la permisividad.
De esta época y del tipo de promoción que se realizaba para la atracción de turistas vienen los tópicos de España como país de sol, playa, toros, flamenco, etc.
A partir de 1967 empiezan los temores a una crisis económica en el país que culmina con la crisis económica mundial de 1974-75 y en la que el turismo español sufre tanto por el exceso de oferta como por la contracción de la demanda.
Como referencia para entender lo que supuso la década de los 60 en el desarrollo del turismo español dejo 2 cifras: en 1951 llegaron a España algo más de 1.200.000 turistas y en 1973, año de la crisis del petróleo, se superaron los 34.500.000.
España ya era un destino turístico de masas.
Bibliografía
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